desde un rincón...

...donde a veces las respuestas eran sólo nuevas dudas

"Y allí te espero, en el momento en que la pluma conoce al papel,
en el instante en que mis frases me desnudan..."
(Quique González)

sábado, diciembre 04, 2004

para un viejo amigo

Él siempre me llamaba Javi. Mientras estuvimos en la misma escuela fuimos inseparables. Me enseñó lo q era ser un amigo de verdad, de esos q se quedan cuando crees q todo el mundo se ha ido, de los q cuando faltan te das cuenta de lo q significan realmente. Todo el mundo me llamaba por mi apellido xq mi nombre ya estaba repetido en clase, y encima el diminutivo q de verdad me gustaba tb se lo llevó otro amigo (al q x cierto creo q de todos modos siempre le quedó mejor q a mí...). Yo no quería q me llamaran por mi nombre repetido, ni tampoco por mi apellido, y tenía mi segundo nombre q nadie usaba. Javier. Es curioso xq hoy, aún 3 de diciembre cuando escribo esto, es mi hipotético "segundo" santo... y me acuerdo de él. Era el único q me llamaba Javi, xq sabía q me gustaba llamarme así, incluso más q mi propio nombre, el q siempre había llevado. Los demás empezaron a llamarme por el apellido, aunque a mi no me convenciera para nada. Pero la profesora decidió por mí... sólo Antonio, q así se llama mi amigo de entonces, me llamaba siempre Javi. Estábamos siempre juntos, en cada recreo, y tb en clase, de compañeros de pupitre, unidos "por accidente" un día q nos sentamos juntos. Y ya no volvimos a separarnos... Lo recuerdo con mucho mucho cariño y con nostalgia, como el amigo inseparable q fue siempre. Y como el mejor defensa de 7º A, tan bueno q conseguía hacerme jugar al fútbol mejor de lo q nunca había jugado, y por algo tan fácil como q me llevaba tan bien con él q siempre lo encontraba para pasársela... Un día me rompí el brazo y no podía jugar al fútbol xq lo tenía enyesado. Le dije q se fuera a jugar, q yo no podía. Y él no pudo irse. No quiso irse. No sin mí. Se quedó conmigo hasta q me obligó a jugar con el brazo en cabestrillo, xq si yo no jugaba él tampoco iba a irse a jugar. No sé si yo hubiera sido capaz de hacer lo mismo por él, la verdad. Quizá no me hubiera dado cuenta. Pero Antonio era mi mejor amigo. Por cosas así y por otras muchas q ya casi no recuerdo... Siempre lo fue, los tres años q estuvimos en la misma escuela. Hasta q lo cambiaron de colegio. Por el trabajo de su padre tuvo q mudarse. Ni siquiera recuerdo a dónde tuvo q irse. Ni siquiera recuerdo la última vez q lo vi. Después de aquel verano (creo q fue el 95) supe q se había tenido q ir. Me lo dijo un amigo q lo vio en septiembre en un examen (xq Antonio era muy listo pero un pelín vago...). No podía creer q se hubiera ido sin llamarme para despedirse. Y aún hoy, cuando mi madre me felicita por llamarme tb Javier, recuerdo q él fue el único q me llamaba Javi. Sólo xq yo lo prefería así, y él lo sabía. Y fue mi mejor amigo. Antonio Rodríguez Macías. Nunca olvidaré ese nombre. Quizá nunca llegaré a saber si no me llamó por un despiste, o porque a lo mejor no quiso despedirse de mí, xq las despedidas siempre son tristes, y él siempre estaba alegre, por todo, siempre riéndose por cualquier cosa, siempre haciendo el payaso para los demás... quizá pensó q las despedidas son en el fondo como un final, y a decir verdad, yo tampoco hubiera querido q acabara nuestra amistad. Y en realidad, donde quiera q esté ahora, sigue siendo mi amigo. Nunca llegamos a despedirnos. Nunca dejamos de ser amigos. Gracias por todo, Antonio. De parte de tu amigo, Javi. Donde quiera q estés, espero q te vaya bien, xq te lo mereces.

|
Weblog Commenting and Trackback by HaloScan.com