desde un rincón...

...donde a veces las respuestas eran sólo nuevas dudas

"Y allí te espero, en el momento en que la pluma conoce al papel,
en el instante en que mis frases me desnudan..."
(Quique González)

sábado, abril 04, 2009

sueños marchitos


"No puedo obligarte a que me quieras.
Sabe dios que no puedo dejar de quererte.
La espina del dolor rasga mi pecho.
Sé que no te alejará la niebla de los días.

No hay un solo motivo por el que quiera olvidarte.
Seré, sin molestarte, sin que sepas de mí,
gozne que hará girar la puerta de tu sueño.
Sé que no me olvidarás.
Sé que no te olvidaré en la niebla de los días.

Seré, sin que sepas de mí.
Seré lo que yo quiera ser.
El deseo en los besos que des.
Seré lo que tu quieras ser.
Seré. Sin que sepas de mí.
El guante que cubra tu mano,
La mano que arañe tu espalda,
Alfanje a tu cuerpo ceñido,
Seré en tus labios, su fina curva.

A tu hoguera de pavesas llego y soy bien recibido.
Bebe y llénate la copa que te ofrezco siendo otro.
No te guardo rencor porque hayas abandonado.
Sé que no te alejarás. Sé que no te alejarás,
Vives tras tu muralla.

Seré, sin que sepas de mí.
Seré lo que yo quiera ser.
El deseo en los besos que des.
Seré lo que tu quieras ser.
Seré, sin que sepas de mí.
Seré lo que yo quiera ser.
El guante que cubre tu mano,
La mano que araña tu espalda
Alfanje a tu cuerpo ceñido
Seré en tus labios, su fina curva.

Seré trino irisado de jade
Nazarí, palabra de poeta,
Alfanje bruñido en siglos,
Blanco de lirios. Aljibe y agua."

(Sin que sepas de mí.- Manolo García)


29 (+1)

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viernes, marzo 13, 2009

viernes de marzo y palabras



Era una tarde cualquiera
de ese invierno que tu piel
decidió hacer verano por anticipado
desordenando todas las estaciones,
pasando a nuestro antojo hacia delante
las hojas de cualquier calendario,
comiéndonos hasta la primavera
por el hambre que teníamos de sol.

Fue una dura batalla
discutir, con la cerveza de fondo,
para negarnos la razón tozudamente,
esconder(nos) la rabia en contracciones,
reconocernos mutuamente impertinentes
sólo por disfrutar(nos)
de ese pequeño placer que supone
sacarnos la lengua entre nosotros
un poco más de lo que fuera necesario
y -a veces- incluso de lo recomendable.

Pero antes de que el juego inocente
dejara alguna víctima en el suelo,
el vértigo acudió a precipitarse,
sin previo aviso, sobre nuestras palabras
(como cae, por ejemplo,
-inevitablemente-
el cuerpo de un niño travieso
que -jugando- se lanza por un tobogán)
O, tal vez, sólo vino a dejar
que nos cayeran ellas
encima de nosotros
como una suave lluvia de verano.

Así que jugamos a jugar
-como lo hacemos siempre- con palabras,
a (des)balancearnos con ellas,
desordenándolas y desordenándonos
también
con ellas a nosotros.
Y si tú gritas mi nombre
yo me esfuerzo en desordenar el tuyo
(aunque fuera moviendo
tu tilde tontamente a pleno grito)
Que así nuestra guerra anterior
-justamente- quedó en tablas.

Y puestos a definir(nos)
entre conversaciones
podríamos haber sido
completamente marzo
llenos de primavera y sol
incluso en otra época del año.
O también
podríamos haber sido,
como dijo el poeta,
(no me preguntes cual,
ya sabes de quién hablo;)
Completamente viernes,
para quedarnos una (pen)última vez
anclados en una despedida eterna
en la que me quedaría siempre.

Yo, sin embargo, creo
que si este poema existe
es porque tú lo nombraste
y que -en definitiva- de ser algo
seríamos en realidad
-sencilla y completamente- palabras,
tan sólo (y tanto como)
palabras un viernes de marzo.

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miércoles, marzo 04, 2009

29



Imaginar los sitios posibles donde estabas,
verte llegar sin noche a La Tertulia,
reconocer tu voz apresurada
al contar una anécdota
o preguntar por mí,
saber que nos mirábamos antes de conocernos,
son capítulos largos de mi vida.

Supongo que también te dejarán a ti
este mismo vacío,
esta impaciencia por estar sin nadie
mientras se nos olvida
todo el calor que duele de olvidado.
El naufragio es un don afín al hombre.

Después de que sucede
suelen tener las huellas
esa incomodidad que tienen las mentiras,
el recuerdo es un dogma,
la soledad, el pecho que tú me acariciaste.

Pero cambiando de conversación
el tiempo –buen amigo
que deforma el pasado como el amor a un cuerpo-
hará que cada día no parezca un disparo,
que volvamos a vernos una tarde cualquiera,
en un rincón del año y sin sentir
demasiada impotencia.

Será seguramente
como volver a estar,
como vivir de nuevo en una edad difícil
o emborracharnos juntos
para pasar a solas la resaca.

Igual que quemaduras debajo de los dedos,
en un segundo plano
seguiremos presentes y esperando
ese momento exacto del náufrago en la orilla,
cuando al salir del mar
me escribas en la arena:
Sé que el amor existe,
pero no sé de dónde lo aprendí.


XXIX, de Diario cómplice (Luis García Montero)

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jueves, enero 29, 2009

sueños entre palabras



Soñamos con canciones
que nos lleven muy lejos
o más cerca, si hace falta,
con melodías que tracen
nuevos caminos a oscuras
que podamos seguir
si nos alumbran sus notas.

Elegimos poemas
llenos de versos ajenos
que sentiremos propios
y devoramos libros
dispuestos a verlos crecer
muy dentro de nosotros.

Engarzamos palabras
unas detrás de otras
jugando a perseguirse
con sólo un último fin
sencillo y necesario:

para ponerle nombre a los pronombres.

Para habitar con versos las ausencias.


"When I'm at the pearly gates
This will be on my videotape, my videotape
Mephistopheles is just beneath
and he's reaching up to grab me

This is one for the good days
and i have it all here
In red, blue, green
Red, blue, green

You are my center
When i spin away
Out of control on videotape
On videotape
Añadir vídeoOn videotape
On videotape

This is my way of saying goodbye
Because I can't do it face to face
I'm talking to you before

No matter what happens now
You shouldn't be afraid
Because I know today has been the most perfect day I've ever seen."

(Videotape.- Radiohead)

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sábado, marzo 22, 2008

De ansias y cielos


El sol tardío
y el ansia de palabras,
que inunda los horizontes caídos
nublando las entrañas
de rutinas melódicas
en las que no escapamos
hacia ninguna parte
y, sin embargo,
nos llevan a otros sitios,
a lugares salvajes,
territorios inhóspitos
de esos que la memoria
ha llenado de trampas
que pueblan los caminos
a recorrer a oscuras.
Y el fuego que nos queda,
siempre tan necesario,
no llega a ser suficiente
para alumbrar los días
que aún siguen cayendo
como una tarde olvidada
de cualquier otro invierno
dispuesta a naufragar
en esa isla perdida en la que flotan,
al margen de los mapas,
todos nuestros silencios.


"Desde aquí, desde mi casa
Veo la playa vacía
Ya lo hace unos días
Ahora está llena de lluvia
Y tú ahí sigues sin paraguas
Sin tu ropa, paseando
Como una tarde de julio
Pero con frio y tronando
¿se puede saber qu
é esperas?
¿que te mire y que te seque?
Que te vea y que me quede tomando la luna juntos
La luna tú y yo expectantes
A que pase algún cometa o baje un platillo volante
Y la playa llora y llora
Y desde mi casa grito
que aunque pienso en abrazarte
que aunque pienso en ir contigo
el doctor me recomienda
que no me quite mi abrigo
que no esté ya más contigo
y yo no puedo negarme pues
el tipo soy yo mismo
estudié mientras dormías
y aún repaso las lecciones una a una
cada día
yo no puedo aconsejarte
ya es muy duro lo que llevo
dejemos que corra el aire
y digámonos adi
ós..."

(Turnedo.- Iván Ferreiro)

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viernes, noviembre 09, 2007

Rock & roll en el pecho

Sigue siendo el mismo músico de guardia de siempre.

Aunque al bajar el telón lleve un atuendo propio del Dylan más bohemio escondido bajo un sombrero casi robado a Sabina. Quizá cambie la banda varias veces más, siga buscando otros sonidos hasta reinventarse de nuevo o aprenda a tocar nuevos instrumentos más allá de guitarra, armónica y piano, pero en el fondo siempre será él. El tipo que escribe canciones maravillosas por el sencillo y complejo motivo de que eso es exactamente lo que más le gusta hacer y porque (encima) sabe hacerlo magníficamente. Da gusto ver a alguien así sobre el escenario, escuchar como toca Conserjes para abrir en un homenaje implícito a esa enorme banda que ya no tiene pero de la que siempre será parte. Comprobar como suena tan distinta pero en el fondo igual de reconocible, entregada, honesta y reluciente que siempre aunque no lleve esa armónica tan característica y sus pulsaciones se hayan acelerado tanto. Da igual que la gira se base casi totalmente en el último disco y que se echen en falta tantos clásicos de su repertorio, porque en cada concierto sé que me sucederá lo mismo: es imposible que salga completamente satisfecho con el “setlist”. Desde esa primera vez que le vi en directo ya me queda esa idea rondando en la cabeza y creo que no cambiará en bastante tiempo. Sé que siempre echaré de menos alguna canción, o un puñado de ellas más bien. Y también sé de sobra que no lograré hacer una crónica objetiva sobre sus conciertos, me gusten más o menos, porque creo que siempre encontraré algo en ellos por lo que ya valdría la pena contarlo…



Porque sólo por verlo al piano cantando Doble fila con su inicio estremecedor ya suscribiría esas palabras que canta: ando estos días vagabundeando de tu mano fría hasta el final del mundo. Y hasta donde quiera llevarnos con sus canciones, ya sea por caminos raros versionando a Diego Vasallo maravillosamente, haciendo la canción tan suya como todas las imágenes y frases que la componen, o por las Avenidas de tu corazón que rescató del olvido tras años sin tocarla. O por algo tan insignificante como verlo refugiarse detrás de un acorde a la guitarra al no saber qué decir en mitad de una especie de monólogo acerca de los orígenes ficticios de su nueva banda en un barrio común imaginado. Y agachar un poco la cabeza presa de su timidez, decir un par de frases sin convicción para coger impulso en el primer acorde de Conserjes en un gesto que lo define con precisión casi milimétrica. Porque a Quique lo que de verdad le apasiona es la música, escribir canciones y cantarlas. Y cuando se tiene el talento que él tiene para escribir canciones, hacerlo con honestidad y con verdadera pasión es la única y auténtica explicación para su grandeza. No sé si algún día Quique tendrá el reconocimiento que muchos le otorgamos y creemos que merece, pero en momentos así, parece que eso ni tan siquiera le importe. A él le basta con escribir lo que siente, y así no resulta extraño que las cante tan bien, tan maravillosa y extraordinariamente bien como hizo Días que se escapan de las manos o Polvo en el aire, en las que introdujo pequeñas variaciones en la letra que les dotan de un sentido aún mayor, de una sensación de auténtica redención de sus “averías” a través de las canciones, no sólo las de su último disco sino de casi cualquiera que cante de su repertorio.

Porque da igual que suene la espectacular Nos invaden los rusos con apenas mes escaso de vida y ponga las gradas boca abajo con su final apoteósico, la ya consagrada y luminosa Miss camiseta mojada que siempre me hechiza al escucharla y arranca las palmas casi por sí solas o la siempre emotiva Fito con sus 9 años como guiño a los fieles que conocemos todos sus discos. Prácticamente ninguna desentona en un repertorio que podría cambiar casi a su antojo y sería igualmente satisfactorio e incompleto. Porque versiona joyas delicadas y ocultas de su discografía como Se equivocaban contigo, que suena igualmente fantástica añadiéndole la parte instrumental con el solo de guitarra de Pedreira y no obstante te deja con la sensación de que en medio de esa marea de instrumentos que mezcla bajo, guitarra, batería y teclado lo único que él necesitaría para emocionarnos sería su voz. Porque a ratos canta las canciones, las siente y las vive casi hasta el colapso, y parece que todo lo demás sea accesorio o prescindible. Ahora más que nunca, Quique lleva dentro el rock & roll en el pecho, y también en la garganta. Creo que ahora mismo canta mejor que nunca, interpreta las canciones de forma brillante, las mejora en directo respecto a los discos con nuevos matices en su voz que se superponen a los sentimientos que siempre lleva adheridos a sus letras. Y tras dos horas de concierto, aún es capaz de sentarse al piano y arrancar el suspiro colectivo con la estremecedora Aunque tú no lo sepas y el recuerdo del inolvidable Enrique Urquijo sobrevolando el escenario que tantas veces estremeciera con esa canción que escribió para que él la hiciera suya.

Ese mismo que de seguir aún vivo, lo observaría seguro que en alguno de sus conciertos entre el público, orgulloso de no haberse equivocado al ver en aquel muchacho que tocaba en el mismo local antes que él al artista en que podía llegar a convertirse un día.

Al músico que aún sigue refugiándose en la música para redimirse, porque es sencillamente aquello que mejor sabe hacer: escribir canciones.

Y cantarlas, claro. También, cantarlas cada día mejor.

Crónica del 24 de octubre


“Algo tendrían que contar las estaciones,
algo dirán las terminales de aeropuerto
los bares donde nacieron
cinco de nuestras canciones,
las noches en que tu chica te decía ‘nunca más’.

Quedó algo de nosotros en esos lugares
en el lavabo de señoras y en el puerto,
en la butaca del cine, en una boca de metro
y en todas esas esquinas que solíamos doblar…

Es una historia que se escribe en los portales,
la breve intensidad de las primeras luces
y los conserjes de noche
cuidan de los hostales
y todas las camareras que quisieron escuchar.

Tú siempre estabas dispuesta,
es domingo por la tarde
la suerte es una ramera de primera calidad
y los conserjes de noche
cuidan de los hostales
y todas las camareras que quisieron escuchar.

Es una historia que se escribe en las postales
con la necesidad de madrugar los lunes.
Tú siempre estabas dispuesta,
es domingo por la tarde
la suerte es una ramera de primera calidad

Y los conserjes de noche
cuidan de los hostales
y todas las camareras que quisieron escuchar.
Tú siempre estabas dispuesta
Tú siempre estabas dispuesta
La suerte es una ramera de primera calidad
Y los conserjes de noche...”

(Y los conserjes de noche.- Quique González)

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domingo, septiembre 02, 2007

El regate imposible



Dicen de Antonio Puerta que en su cara no faltaba nunca una sonrisa, y desde luego no era para menos. A sus veintidós años tenía prácticamente todo lo que uno podría desear: era titular en el Sevilla con un contrato recién renovado, había sido internacional, coleccionaba cinco títulos en el último año y medio y esperaba su primer hijo para dentro de mes y medio escaso. No lo conocía de nada, salvo de verlo jugar desde las gradas del Pizjuán, siempre pegado a la banda izquierda volviendo locos a los defensas. Su zurda fue la que marcó aquel jueves de feria de 2006 el gol histórico que metió al equipo en su primera final de UEFA. Un gol que cambiaría la historia reciente del club que su propio abuelo había ayudado a fundar y al que él se lo dedicó aquel día. Era un chico sencillo, con la cabeza bien amueblada y una cualidades extraordinarias para ser futbolista de gran nivel. Un futbolista de esos que si tenía el día fino podía ser imparable, con una capacidad asombrosa para realizar regates inverosímiles y salir siempre de situaciones en las que parecía no haber salida. Lástima que la muerte fuera demasiado difícil de regatear incluso para él.




Y aunque aún nos parezca mentira, el chico de los regates imposibles y la sonrisa permanente ya no volverá a vestirse de corto ni podrá llegar a conocer al hijo que esperaba. En estos días he escuchado a varios médicos decir que los síntomas de la dolencia que desencadenó su muerte eran prácticamente indetectables. Que es una patología congénita que se manifiesta precisamente con las arritmias que desembocan, por lo general, en muerte súbita. Pero Antonio Puerta abandonaba el césped en la noche del sábado 25 de agosto por su propio pie tras sufir el primer ataque, y tras varias paradas cardiorrespiratorias más en el vestuario y durante su traslado al hospital, quedó ingresado en la UCI durante casi tres días hasta fallecer el martes 28 a mediodía.


Debía ser cierto entonces, como dicen todos los que lo conocieron, que tenía un corazón muy muy grande.

Descanse en paz, sevillista.




"Mama, take this badge off of me
I can't use it anymore.
It's gettin' dark, too dark for me to see
I feel like I'm knockin' on heaven's door.

Knock, knock, knockin' on heaven's door
Knock, knock, knockin' on heaven's door
Knock, knock, knockin' on heaven's door
Knock, knock, knockin' on heaven's door

Mama, put my guns in the ground
I can't shoot them anymore.
That long black cloud is comin' down
I feel like I'm knockin' on heaven's door.

Knock, knock, knockin' on heaven's door..."

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