penúltima parada
Tenía la brisa en la mirada
indescifrable y libre como el aire
que acariciaba su espalda,
la falda algo más corta de la cuenta
y el vestido meciéndose
entre la realidad y el sueño
de quien se atreviera a mirarla.
Tenía los ojos escondidos
tras un mar que iba cayéndole,
color caoba desde su flequillo
para tapar el brillo que escapaba
a través del reflejo en el cristal,
tal vez buscando marcharse
fuera de ese autobús repleto
en el que no había nadie.
Tenía la sonrisa inexplicable,
como quien sueña despierta
que alguien la viene a buscar,
y al verla soñé que se bajaba
tan sólo una parada más tarde
para que así, por lo menos,
pudiéramos volvernos a cruzar...
"Que el mundo pare, qué corto se me hace el viaje..."
indescifrable y libre como el aire
que acariciaba su espalda,
la falda algo más corta de la cuenta
y el vestido meciéndose
entre la realidad y el sueño
de quien se atreviera a mirarla.
Tenía los ojos escondidos
tras un mar que iba cayéndole,
color caoba desde su flequillo
para tapar el brillo que escapaba
a través del reflejo en el cristal,
tal vez buscando marcharse
fuera de ese autobús repleto
en el que no había nadie.
Tenía la sonrisa inexplicable,
como quien sueña despierta
que alguien la viene a buscar,
y al verla soñé que se bajaba
tan sólo una parada más tarde
para que así, por lo menos,
pudiéramos volvernos a cruzar...
"Que el mundo pare, qué corto se me hace el viaje..."
(Vértigo .- Ismael Serrano)
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