pidiendo bombones...
[Este iba a ser un post de desahogo y de tristeza. Pero gracias a una amiga, he decidido q hasta q alguien no me demuestre q nuestros teléfonos no sólo se escuchan en una dirección, creo q es inútil regalarle a ella una sóla palabra más... hoy prefiero dedicarlas a alguien a quien le importe.
"todos los teléfonos q esperan tu llamada están ardiendo..."
Me mira dejando entrever q lo volverá a hacer. Se acerca con la media sonrisa a punto de aflorar q tienen los niños traviesos cuando están a punto de armarla. Sabe q no le negaré casi nada y ella se aprovecha de la situación. Lo hace desde q tenía menos de un año y tras verme por primera vez decidió q jugaría conmigo hasta q el cansancio acabara por impedirle estar despierta. A los diez segundos de verme lanzó su peluche al suelo con el disimulo propio de 15 años más sabiendo q lo recogería. Y lo hice, mientras ella me sonreía por primera vez en su aún corta vida y volvía a tirar el peluche al suelo. Y volví a recogerlo por verla sonreír de nuevo. Y en ese momento, mi pequeña sobrinita C. supo q recogería sus juguetes para siempre...
A veces viene con la cabeza agachada para q no se vean sus ojos cargados de intenciones. Pero siempre sabe hacerse con la suya. Se acerca a la cocina, me tira de la pierna cuando estoy cerca de la nevera y entonces la miro, justo cuando ella levanta la cabeza, me mira y dice: "tito, ¿me das un bombón q se van a estropear?" Y cuando se lo das vuelve a sonreír como si fuera la primera vez q lo hace, sin dejar una sola gota de alegría escondida dentro de ella, conservando la misma inocencia en una sonrisa tan de verdad q parece imposible q siga durando. Pero tiene casi siete años y aún la conserva.
En uno de sus cumpleaños (creo q cuando cumplió los 5) la llamamos por teléfono, ya q por desgracia está demasiado lejos para verla más, y se puso un rato a pesar de nuestro odio compartido por esos aparatos. Cuando habló conmigo, me contó q habían celebrado su cumpleaños con una tarta q le compró el abuelo (mi tio) y habían hecho una fiesta en su casa. Y justo después, dijo algo más q casi me hizo soltar el teléfono y ponerme a llorar allí mismo: "tito, te he guardado un pedazo de tarta"
A cambio yo sólo pude tirarle un beso, darle las gracias y guardarle para siempre el mismo pedazo de mi corazón q se ganó con su sonrisa en aquellos primeros diez segundos.
"la vida es como una caja de bombones..."
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